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viernes, 12 de abril de 2013

Elementos enviados



Tal vez sólo nos amamos.

Tan complejo y sencillo como eso; de tal salvación, tal condena. Y lo épico del falso hecho de obviarlo y continuarnos.  Épico como ese mismo género poético, épico como los personajes de la historia que nos enamoraron. 


Pasaron 28 días, se quemaron 3 décadas. Como ardió aquella semana por las llamas de tres vidas. Y en todas ellas te escogí.  Pasaron 10 años, 2 dioses  y 6 purgatorios...  siempre continuándonos, a la izquierda, en un recoveco zurdo de errores del espacio-tiempo o el más furtivo de los aciertos. Quizá el atino de un destiempo temprano. La mejor conjunción en pretérito, siempre imperfecto, del quizás hecho verbo.


Y quien no agoniza, no resurge... que por aquí abajo, en las calles mojadas y las aceras maltrechas, de amor ya nadie se muere ¡pero hasta el cadáver más rancio y mal oliente resucita por él!



"Porque tampoco lo obvio nos hizo capaces" ¿recuerdas? y ahora ya sé que no importa con cuantos libros y piedras hayamos tropezado, no importan los lastres arrastrados ni los que se adivinan cercanos, tampoco las señales que de la cabeza, del corazón o de cuantas vísceras existan nos lleguen. No, no importa que el vendaval nos siga sacudiendo cada noche, apretándonos y encogiéndonos, desbordándonos... si la culpa la asumen sumisos  tiempo y fortuna, ambos en libertad con cargos, diestros en juicios opuestos dónde no se distinguen juez y acusado... Padres huérfanos de agallas para agarrar el mundo, apretarlo hasta sangrar y hacerlo nuestro.
Y todo se escurre,
como el añil de los viejos sueños.



Huérfanos y eternos, como aquella causa perdida por la ausencia de rebeldes. Con tanto y todo lo que eso aún duele.



Por que todo es lo que parezca y aquí está mi cuerpo y mis manos, mis pies, mi sarcasmo... mi mal humor y mi nariz. Y desde los balcones de mis pupilas, sabiendo sin saber sé, que me he ido hace algún tiempo, utilizando mi guitarra como diapasón para aparecer... 

Aparecer en versos sin métrica, trabalenguas donde me acomodo entre líneas, cernirme en fotogramas sin forma,  autoretratos, postales que desde aquí os envío, cada vez más lejos, justo aquí, donde soy. Y ahora, ¿me puedes ver?


... Y es que tal vez solo me esconda para que tú puedas encontrarme. Y es que tal vez tú y yo no somos más que un tal vez sin reverso, con tanto y todo lo que eso escuece.







domingo, 16 de diciembre de 2012

Tan como










                                                      Nos escondimos en la intimidad
                                                      que ofrecían las aceras mojadas,
                                                      acercándonos al insatisfecho amanecer
                                                      de tus balcones cerrados,
                                                      oculta en pequeños bosques sin hada,
                                                      y ajena a toda gotera en mis tejados.

                                                      Yo tan noviembre, tú tan abril.
                                     
                                                      Eran las cuatro y nos faltaba papel,
                                                      la noche era larga, las arenas movedizas.
                                                      Las aceras inundadas.
                 
                                                     Yo tan Ulises, tú tan Aquiles

                                                      Inhalamos humo y síndrome del día después,
                                                      Simulando abrir tus balcones y tapiar mis tejados
                                                      en el asiento trasero del coche
                                                      con todo el vaho ya derramado.

                                                      Tú tan idílica, yo tan escéptica.

                                                      Tú tan lluvia, yo tan cristal.





martes, 2 de octubre de 2012








                 ¿Y qué será de aquél ovillo de ternura con el que tejimos universos paralelos?






martes, 11 de septiembre de 2012

El octavo pecado

Soy trazos de sol en sábanas cada mañana.

Soy vela que se ahoga con un soplo del alba.


Soy, sin ser, palabras que despuntan en miradas.


Soy porqué sin pretensión que no entiende de razones.


Soy intersección dónde se disgregan ilusiones.

Soy manos torpes restauradoras de emociones.


Soy brazo de antaño, mecedor de sueños sin dueño.


Soy recodo que cobija mis, tus y sus anhelos.


Soy llanto mudo, perpetuo y olvidado.


Soy esas vísperas al intransigente vaivén.


Soy del osado el cuando y el tal vez.


Soy una repentina viceversa al revés.


Soy alto en un camino que no se ha tomado.


Soy el mismo vértigo que precede al salto.


Soy duda de la certeza que se tiene de antemano,


Soy, de los pecados el octavo, por nombrar y estipulado.




Días rotos

En los días tristes,
con tinta y entre líneas,
sin excusas y entre humo,
se hayan libertad y lastre.

En los días grises,
con tonos apagados,
y la derrota atragantada,
surge reacia algún tipo de amalgama.

En los días repetidos,
cabalgando veloz 
en un calendario tardío,
se hace cuenta, pero nunca borrón.

En los días sombríos,
se escucha el eco,
el espacio, el tiempo, 
y nunca se descifra ésa voz.

En los días cotidianos,
cargados de monotonía,
pesados y asfixiados,
mudan sonrisas en perfecta poesía.



lunes, 10 de septiembre de 2012

Terca autopsia a un ayer

Me quedo aquí,
con mi rebeldía,
tu ausencia.
Con mis ocasos
y con tus taciturnos ecos.


Cobijando instantes,
me quedo con los retales de mi tiempo, 
despedazando esperanza, 
en mis tercas autopsias al ayer.


Me quedo en la orilla, 
saboreándome a solas,
con tus dudas no pronunciadas,
con tus verdades no reflexionadas.

Me quedo sin tus derrotas,

las humildes y las orgullosas,
me quedo a continuar cosiendo mis alas,
me quedo aquí, entre el mismo sinfín de gaviotas.




viernes, 13 de julio de 2012

Se dice callando

Entre las cosas que más frío y vacío dejan, se encuentran el sentir como uno comienza a alejarse sin haber llegado, o los besos con sabor a quizás, las miradas que preceden a una despedida... o todo a la vez.

Con los brazos quebrados

de tan fuerte abrazar su ausencia,
desde mucho antes que se hubiera ido.
Y si bien escribe mi amado Benedetti;
"el dolor se dice callando"
elevada mi pena al cuadrado
ya qué por silencio es mi duelo.





martes, 27 de marzo de 2012

Exilio voluntario.


Vestirme de ciudad y echar a andar es uno de mis grandes hobbies.
Me gusta la sensación de abstracción al mirarlos a todos ustedes robotizados, yendo de un comercio a otro, hablando por el móvil, con prisa, lentos, tardíos y ajenos a cada conquista que yo hago en el centro.

Miro los edificios. Saco cálculos absurdos y mentales sobre su año de inauguración, cuantas personas y tiempo hizo falta para su construcción, cuales serían los adelantos con los que no contaban... Puedo llegar a imaginar al orgulloso arquitecto diseñándolo, a veces logro recolocar andamios con sus obreros, puedo escuchar todo el mundanal ruido propio de una obra, la gente parar a su alrededor, para observar asombrada, el ritmo al que crecía su ciudad.

Estoy segura de que se contempla en algún tipo de patología psicológica el síntoma: añorar lo que no se ha vivido, con su correspondiente receta, cálmense!