Vestirme de ciudad y echar a andar
es uno de mis grandes hobbies.
Me gusta la sensación de abstracción al mirarlos a todos ustedes robotizados, yendo de un comercio a otro, hablando por el móvil, con prisa, lentos, tardíos y ajenos a cada conquista que yo hago en el centro.
Me gusta la sensación de abstracción al mirarlos a todos ustedes robotizados, yendo de un comercio a otro, hablando por el móvil, con prisa, lentos, tardíos y ajenos a cada conquista que yo hago en el centro.
Miro los edificios. Saco cálculos
absurdos y mentales sobre su año de inauguración, cuantas personas y tiempo
hizo falta para su construcción, cuales serían los adelantos con los que no
contaban... Puedo llegar a imaginar al orgulloso arquitecto
diseñándolo, a veces logro recolocar andamios con sus obreros, puedo escuchar
todo el mundanal ruido propio de una obra, la gente parar a su alrededor, para
observar asombrada, el ritmo al que crecía su ciudad.
Estoy segura de que se contempla en
algún tipo de patología psicológica el síntoma: añorar lo que no se ha vivido,
con su correspondiente receta, cálmense!