Hablamos del tema, el cual ella describe como un "la que nos está cayendo" y yo como un "la que nos están tirando". El prisma, maestro de la retórica!
Tras las tres frases de rigor que nos dedicamos, cada una escuchándose más a sí misma que a cualquier otro ser que estuviese presente, llego la fingida conclusión:
- ...Mira, no quiero pensar.
- Por qué... eh... ... .... mm... m... ... ehmmm... mm... vemos que esa estrategia nos está funcionando... ¿?
Y se asoma un juez llamado silencio.
Yo no he nacido huraña o indignada, ustedes lo provocan.
Me gusta la playa y no me gustan ustedes y su plaga de toallas, su plaga de sombrillas y sus amorfos cuerpos (sus vergüenzas tostadas o blancas.. vergüenzas son!)
Me gustan los animales y les informo a ustedes, pandilla de hipócritas desalmados, que "mascota" no es un tipo de animal, sino un tipo de tortura!
- Que si todos tenemos un precio? (...) Cada nómina es una forma distinta de prostituirse.
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